viernes, 8 de octubre de 2010

YO SOY EL PAN DE VIDA (1er “Yo soy”)

JUAN 6

Yo soy el pan de vida. Juan 6:38
El cuarto milagro: alimentación de los 5000
En esta ocasión Juan no relata algún discurso de Jesús, ni alguna otra señal, él se enfoca en la necesidad de alimentar a alrededor de 20,000 varones, mujeres y niños; y en la manera en que se resolvió esta necesidad.
Jesús podía haber resuelto el problema sin ayuda, es mas, si en su voluntad lo decidiera, podía haber evitado que la gente aun tuviera que deglutir el alimento; sin embargo propició que sus discípulos participaran en este servicio: 1. Les advierte de una necesidad, haciéndoles sentir responsabilidad y a la vez el respaldo incondicional “De donde compraremos pan…?” 2. Hicieron un inventario de sus recursos: 200 denarios en tesorería. 3. Buscaron recursos adicionales: Un muchacho, con 5 panes y 2 pececitos. 4. Organizaron y cuantificaron a la gente: “Haced recostar a la gente”.5. “Repartieron entre los que estaban recostados…cuanto querían”. 6. Recolectaron el remanente. ¡Uff mucho trabajo! ¡Pero que privilegio!
¿Alguna vez has pensado que Jesús quiere que suplas alguna necesidad de este mundo? Éntrale haciendo lo posible, Él se encarga de lo imposible.
El quinto milagro: Jesús camina sobre el mar
La multitud quedó tan fascinada que tenía la intención de hacerlo rey, Jesús no buscaba eso, por lo que se retira al monte solo y envía de avanzada a sus discípulos en una barca. En el viaje los discípulos se enfrentaron a fuertes vientos, en medio de este gran problema Jesús los rescata actuando de manera sumamente asombrosa: primero, llega caminando sobre el agua; segundo: al subir a la barca, este vehículo llega de inmediato a su destino (¡Piloto automático y súper-velocidad!). ¡Que muestra del absoluto poder de Jesús sobre la gravedad, el tiempo y el espacio. Sólo alguien divino puede hacer esto. ¡Que seguridad podemos tener si Jesús va a bordo de nuestras vidas! Llegaremos a nuestro destino, a pesar de cualquier tormenta.
Enseñanza de la multiplicación de los peces y los panes
Al día siguiente muchas personas siguieron a Jesús hasta Capernaum, Él los confronta diciendo: “… me buscáis… porque comisteis el pan y os saciasteis”, luego les insta a trabajar, no por la comida material, “sino por la comida que a vida eterna permanece” (V.26 y 27).
Es decir, así como aceptaron el alimento material completamente gratis, deberían aceptar el “Pan del cielo” que el Padre les enviaba en la persona de Jesús, ya que como el alimento da sustento al cuerpo físico, solo el sacrificio vicario de Cristo en la cruz puede alimentar a al espíritu humano para que pueda vivir para siempre: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (V.35)
La gente al darse cuenta que no obtendrían mas comida material, dejó de seguir a Jesús, incluso muchos de sus discípulos también le rechazaron, no les interesó el alimento espiritual; claro, hubo unos pocos que no se fueron, Pedro habla por estos diciendo: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (V. 68)
Estas palabras siguen vigentes, Cristo vino a dar vida eterna, ya que el esfuerzo humano nunca sería suficiente y no podemos ir a nadie más para recibir esta vida eterna.
Por cierto, ¿Ya tienes esa vida eterna? Si la respuesta es NO, necesitas que tu espíritu coma ese alimento que solo Jesús puede otorgar. Si ya tienes vida eterna, sigue fortaleciéndote alimentándote de la Palabra que sale de la boca de Dios.

ATENTAMENTE
"TRANSFORMADOS PARA SERVIR"

JOSÍAS I. GONZALEZ.

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