jueves, 28 de octubre de 2010

"LA RESURRECCIÓN, EL 8º MILAGRO"

JUAN 20

El propósito del evangelio de Juan
Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos. Juan 20: 8-9
Previo a la resurrección de Jesús, Juan en su relato del evangelio detalla 7 milagros o señales: Convierte el agua en vino; sana al hijo de un noble; sana al paralítico de Betesda; Alimenta a 5000; Camina sobre el agua-calma la tormenta; sana a un ciego de nacimiento; y resucita a Lázaro.
El octavo milagro descrito por Juan es la resurrección, esta es la señal más portentosa de su poder, y su deidad; al resucitar Jesús, también cumple con muchas profecías antiguas y las recientes hechas por él mismo, Él dijo en alguna ocasión “yo pongo mi vida, para volverla a tomar” Juan 10:17.
Como señal cumbre, la resurrección apunta a infinidad de significados y enseñanzas, el cargo que los principales sacerdotes y fariseos imputaron a Jesús era afirmar que Él era Hijo de Dios, ya que decir esto, era decir que Él era Dios mismo; al resucitar, entre otras cosas, Él demuestra que efectivamente, Jesús era Dios mismo quien vino a vivir entre nosotros. De hecho Juan así comienza su libro, afirmando que Dios se hizo carne y puso su morada entre nosotros, desarrolla su escrito resaltando dichos y hechos que confirman el carácter y la naturaleza de Jesús como el Verbo-Palabra hecho carne, y concluye con el milagro de la resurrección como prueba contundente de su planteamiento inicial.
Es de destacar, que los mismos discípulos eran reacios a creer que Jesús había vuelto a la vida, incluso Juan mismo no había comprendido que era necesario que Jesús resucitase de los muertos, hasta que vio el sepulcro vacío y el sudario intacto El día de la resurrección. Juan relata: “Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros. Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.”(V19 y 20)
Que grandioso día este, cuando todo el universo fue conmovido y se alegró, excepto las huestes de maldad, obviamente. Seguramente Jesús también estaba radiante de felicidad que no pudo esperar un día mas para presentarse con sus discípulos, los que al verlo se llenaron de gran gozo, aunque en esa ocasión faltó Tomás, quien a pesar del gran entusiasmo con que sus compañeros debieron darle la noticia, no creyó. Sin embargo, Jesús los visita nuevamente el siguiente domingo cuando estaban reunidos en el mimo lugar, Él “se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!” (V26-28). No quedaba lugar a Dudas, ¡Jesús había resucitado! con esta prueba innegable Tomás lo reconoce como ¡Su Señor y Como Su Dios! Y este es precisamente el meollo de todo el libro, Juan escribe:
“Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (V30 y 31)
Para Reflexionar:
• Jesús después de resucitar, lo primero que dice a sus discípulos reunidos es Paz a vosotros, anunciando así que ¡Lo había logrado! Estaba anunciando que la paz entre Dios y nosotros los humanos estaba consumada.
• El pecado es la causa de todos lo males de la humanidad: separación de Dios, soledad, dolor, envidias, familias destruidas, guerras, abusos, la condenación eterna, etc.
• Las escrituras anunciaron que Cristo, El hijo de Dios vendría a morir por tu pecado y el mío; para proporcionar un nuevo estilo de vida que dura eternamente, un borrón y cuenta nueva como le dijo a Nicodemo: ‘Tienes que nacer de nuevo para ver el reino de Dios’
• ¿Ya tienes esa vida en su nombre? Si es así disfrútala, conoce más y más a Jesucristo y compártela. Si no es así, no esperes mas, decide dejar el pecado (arrepentimiento), pide a Dios directamente con tus palabras que perdone cada pecado del que tengas memoria (confesión), dile con tus palabras a Jesús que aceptas su sacrificio en la cruz, y que lo aceptas como Salvador y Señor de tu vida. Recuerda que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, no necesitas absolutamente otro mediador.

ATENTAMENTE
"TRANSFORMADOS PARA SERVIR"

JOSÍAS I. GONZALEZ.

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